En la década de los ‘80 y los ‘90 se pensaba que la función principal de la empresa era la de maximizar la riqueza de los accionistas. En ese modelo de pensamiento, todas las decisiones se pensaban en términos de su impacto en el flujo de fondos y el valor de la acción. En las décadas siguientes, el pensamiento de la academia se amplió considerablemente con la irrupción del concepto de “stakeholders”, que algunos traducen como “partes interesadas”. Partes interesadas en las decisiones de la empresa, partes que hacen un aporte de alguna especie a la organización, y partes que influyen y reciben influencia de las decisiones que se toman en las empresas. Dichas partes interesadas, que venían siendo mayormente ignoradas en las décadas pasadas, de a poco comenzaron a aflorar en la consideración de los estudiosos del management, y actualmente todas las teorías de gestión se basan en los stakeholders. De hecho desde el punto de vista de la gestión de riesgo, podemos decir que una empresa es una entidad que logra satisfacer las necesidades de los stakeholders mediante la asunción de los riesgos adecuados. Noten que no pensamos solamente en los accionistas, que son uno de los stakeholders, pero no el único, pensamos en todas las partes interesadas a las que buscaremos satisfacer.
Los stakeholders de una empresa incluyen: accionistas; inversores; bancos; empleados; proveedores; directores; clientes; distribuidores; usuarios finales; la sociedad; el medio ambiente; las universidades; los gobiernos, nacional, municipal, y provincial; el regulador; la prensa; etc. Por supuesto no podemos hacer una lista taxativa dado que cada empresa tiene su lista, pero con los mencionados damos una buena idea. Algunos son proveedores de capital (accionistas, inversores y bancos), de trabajo (empleados), de bienes y servicios (proveedores y contratistas); algunos otros son los que compran (clientes), distribuyen (distribuidores) o usan (usuarios o consumidores) dichos bienes y servicios . Por otro lado, tenemos aquellos que ejercen algún tipo de control o influencia sobre la empresa (gobierno, entes reguladores, prensa); y por último aquellos que son receptores de las decisiones de la empresa (sociedad y el medio ambiente). Algunos stakeholders, como los empleados, están muy cerca de la empresa, mientras que otros, como las universidades, están más alejados. Por último, es fácil ver que algunos de los stakeholders nos van a interesar más que otros, por lo que los podremos clasificar según el grado de importancia. A algunos los consideraremos nuestros socios estratégicos, mientras que otros serán una parte interesada que hay que mantener satisfecha, pero con la cual no tenemos una particular afinidad que cultivar. Un buen análisis de partes interesadas nos ayuda a tener una muy buena hoja de ruta que nos ayude a manejar las relaciones con cada una de estas partes importantes para la organización.
El Cuadro 1, que mostramos a continuación, presenta una representación gráfica de un cuadro de Stakeholders genérico de una organización tipo. Los que se encuentran a la izquierda proveen capital, trabajo, bienes o servicios, mientras que los que están a la derecha son usuarios. Los que están arriba controlan a la organización, y los que están abajo reciben los efectos de sus acciones. Vemos que algunos están más cerca de la empresa mientras que otros están más alejados. Podemos usar el color del icono de cada stakeholder para simbolizar alguna de las características del mismo, como por ejemplo su grado de importancia.
Cuadro 1. Cuadro de Stakeholders.
Como vemos, hay muchos stakeholders, todos diferentes y con objetivos, potencialmente, contrastantes, por lo que no es sencillo satisfacer a todos simultáneamente. Sin embargo, es fundamental lograr una buena interacción con estas partes interesadas para poder satisfacerlos adecuadamente. Es necesario que se los tenga bien presentes, que se los conozca, y que se entienda el impacto de las decisiones en las expectativas de cada uno de ellos. Una empresa sin fines de lucro, por ejemplo, es una empresa que pone los intereses de otro stakeholder, explícitamente por encima de los de los accionistas. Un ejemplo de esto es la firma de indumentaria californiana “Patagonia”, cuyo dueño y fundador, Yvon Chouinard, explicita que la misión de la empresa es “dejar un mundo mejor”. Para ello toma medidas muy concretas de cuidado del medio ambiente, y sus políticas comerciales, operativas, financieras, y de recursos humanos, entre otras, son coherentes con este objetivo. Consistente con estos principios, en septiembre de 2022, anunció la donación de la totalidad de las acciones de la empresa a dos fundaciones cuya misión es cuidar el medio ambiente dado que no se podía asegurar que un eventual comprador del paquete accionario continuaría con su política en el futuro.
Ahora bien, ¿cuál es el link entre la política de stakeholders y la gestión de riesgo? Cada decisión que se toma en la empresa, tiene el potencial de afectar la relación con los stakeholders y la capacidad de satisfacer sus necesidades. Cuando en los modelos de gestión de riesgo presentamos en donde impactan los riesgos en la organización, solemos hablar del impacto en el flujo de fondos, en la reputación, en la capacidad operativa de la empresa, en la moral de los empleados o la salud de las personas, etc. De alguna manera, estos impactos afectan a los stakeholders y a sus objetivos, por lo que es fácil comprender la importancia de los riesgos en la relación de la empresa con sus partes interesadas.
Una buena manera de trabajar esta relación, es la de identificar cuáles de los riesgos de la organización afectan a cada uno de los stakeholders. Es decir, deberíamos hacer un mapa de riesgo por stakeholder, con ello podemos ver cómo nuestras acciones van a afectarlos, tanto positiva como negativamente. Adicionalmente, y dado que para cada riesgo tenemos sus determinantes y sus herramientas de mitigación, tenemos una foto completa de la situación del impacto de nuestros riesgos en cada stakeholder. Con aquellos stakeholders en los que tenemos un particular interés, probablemente convenga compartir “su” mapa de riesgo; conversar con ellos respecto de cuáles de nuestros riesgos lo afectan, compartir la gestión y seguimiento de los mismos y las acciones de mitigación implementadas. Dado que cada stakeholder tiene diferente apetito al riesgo, esta comunicación ayuda a alinear objetivos y expectativas, disminuyendo las sorpresas. Para aquellos stakeholders con los que no queremos tener una relación demasiado estrecha, no compartiremos tanta información, pero el mero hecho de tener su mapa de riesgo, nos ayuda a conocerlos mejor, saber cuales son sus preocupaciones, mantenerlos más cerca de la organización y alinear intereses.
Por otro lado, también es claro que los stakeholders tienen el potencial de ser generadores de riesgos que impactan en nuestra empresa. Ejemplos de ellos son proveedores que no cumplen con estándares de calidad o no cumplen con las normativas vigentes, o el caso de empleados que generan eventos de compliance que afectan a la empresa. Es decir, los stakeholders pueden, en un caso, ser sujetos “receptores de los efectos de nuestros riesgos”, pero también, sujetos que “generan riesgos que afectan nuestro negocio”. Por supuesto que en ambos casos el efecto puede ser positivo o negativo.
En resumen, las modernas teorías de management coinciden en la importancia de una buena gestión de stakeholders. Para ello es indispensable conocerlos, comprender su apetito al riesgo, y ser conscientes de cuáles son los riesgos de la compañía que los afectan. De esta manera en cada toma de decisiones podremos contemplar su impacto en cada una de las partes interesadas, y saber si estamos cumpliendo con el objetivo de satisfacer sus necesidades.